Kobe Bryant - 40 años - se retira del baloncesto activo luego de 19 temporadas y 5 anillos con los L.A Lakers... 3 máximo anotador de la liga, segundo con mas puntos en un juego - 80-, 11 veces elegido en el mejor quinteto de la liga y 14 selecciones al All Star Game. Una Leyenda. Su carta de despedida...
" Querido Baloncesto,
Desde el momento en que empecé a coger los calcetines enrollados de mi padre y tiraba tiros imaginarios para ganar un partido en el Gran Forum de LA, sabía que una cosa era real:
Me enamoré de ti
Un amor tan profundo que te di mi todo. Mi mente, mi cuerpo, mi espíritu y mi alma.
Como un niño de seis años de edad, profundamente enamorado de ti, nunca vi el final del túnel. Sólo me veía corriendo fuera de uno.
Y por ello corrí, corrí arriba y abajo todas las pistas, después de cada balón perdido, por ti.
Tu me preguntaste por mi empuje, yo te di mi corazón, porque ello vendría con mucho más.
He jugado a través del sudor y del dolor, no porque me llamara el desafío, sino porque TÚ me llamaste.
He hecho todo por TI.
Porque eso es lo que tú haces, cuando alguien te hace sentir tan vivo como tu me lo has hecho sentir a mi.
Tu diste a un niño de seis años su sueño Laker, y yo siempre te amaré por ello
Pero no puedo amarte obsesivamente por mucho más tiempo
Esta temporada te daré todo lo que me queda dentro
Mi corazón puede soportar los golpes, mi mente puede manejar la rutina, pero mi cuerpo sabe que es la hora de decir adiós.
Y eso esta bien. Estoy listo para dejarte ir. Quiero que lo sepas. Asi que, ahora sí que ambos podemos saborear cada momento que nos queda juntos. Lo bueno y lo malo. Nos hemos dado todo lo que tenemos.
Y ambos sabemos que no importa lo que haga después. Siempre seré aquel niño, con los calcetines enrollados, la basura en la esquina, 5 segundos en el reloj, el balón en mis manos. 5… 4… 3… 2… 1…
Manifiesto del peatón contra la dictadura de los ciclistas incívicos en la ciudad
Un fenómeno recorre Europa y el mundo. Los ciclistas van tomando poco a poco las grandes ciudades y están ayudando a proteger el medio ambiente, hacer territorios verdes y crear un mundo más sostenible. Hasta ahí, bravo.
Pero a raíz de esa sana conquista de la metrópoli, se ha creado una especie de dictadura donde los ciclistas más incívicos imponen sus leyes en los pasos de peatones, en las aceras y hasta en los circuitos silvestres o parques.
Y es entonces cuando el peatón se ve amenazado. Por eso, lanzo este manifiesto que debería ser motivo de reflexión para los ciclistas más contumaces:
1.- Los peatones llegaron antes. En la larga vida de 250.000 del homo sapiens, hemos sido fundamentalmente peatones. La bicicleta de masas, es un invento muy reciente.
2.- La ciudad no es solo del ciclista. Muchos ciclistas quieren circular a sus anchas por las avenidas, por el carril bici y por las aceras. No. Las aceras son de los peatones.
3.- La velocidad supone un peligro. Un peatón camina a una media de 5 kilómetros por hora y es inofensivo. Un ciclista a 20 kilómetros por hora puede convertirse en un proyectil.
4.- Los pasos de peatones son para peatones. Como su nombre indica, la prioridad del paso cebra o con semáforo es para el peatón. Hay que respetar su derecho de paso.
5.- Todos deben respetar los semáforos. Una costumbre del ciclista es saltarse los semáforos sin importarle si está en verde para el peatón. La prioridad es del peatón.
6.- Un peatón contamina aún menos. Desde el casco de plástico del ciclista hasta su bicicleta, todo eso contiene más derivados del petróleo de los que puede llevar encima un peatón.
7.- En los parques, los peatones primero. Un ciclista no debe ir por los parques a la carrera asustando a los peatones y rozándoles por ambos lados.
8.- La fecha de caducidad del ciclista es más corta. A cierta edad el ciclista ya no puede ir sobre dos ruedas porque es anciano y una caída puede suponer rotura de cadera. Entonces, volverá a ser peatón y pedirá estos derechos.
9.- Por número de votos, hay más peatones. En términos democráticos, hay más peatones que ciclistas con lo cual hay que respetar su derecho a transitar porque son mayoría.
Epílogo: este no es un manifiesto contra los ciclistas sino contra aquellos ciclistas que ejercen una dictadura sobre dos ruedas.
No hace falta hablar de los múltiples beneficios a nivel físico que tiene montar en bici, sino que es hora de que sepas lo que pasa en tu cabeza mientras vas sobre tu bici.
Seguro que conoces a alguien que se ha enganchado al ciclismo no por verse bien físicamente sino porque "desconecta". Y es que el ejercicio en general engancha gracias a su acción que tiene sobre el cerebro.
Hay dos teorías que tratan de explicar todo:
La hipótesis de la distracción: que consiste en la propia distracción de eventos estresantes, y que provoca una mejora en las sensaciones relacionadas con este deporte en este caso. Es decir, te engancha porque te hace desconectar más que porque sea tu deporte favorito.
La hipótesis de las endorfinas: Durante tu ruta el cerebro producen diversas endorfinas que pueden reducir la sensación de dolor y provocar incluso un estado de euforia.
Beneficios psicológicos:
Ya en 1985, Taylor, Sallis y Leedle destacaron los principales efectos psicológicos que lleva consigo la actividad física. AumentaDisminuye
Rendimiento académico Ira
Confianza Ansiedad
Funcionamiento emocional Confusión
Memoria Depresión
Percepción Dolores de cabeza
Imagen corporal positiva Fobias
Autocontrol Hostilidad
Bienestar Tensión
Eficacia en el trabajo Errores en el trabajo Ciclismo y depresión:
La mayoría de los estudios llevados a cabo concluyen que una práctica asidua de ejercicio produce un cambio positivo en los estados de ánimo. A largo plazo puede producirse una disminución de la depresión, que se podrá acelerar cuantas más sesiones de ejercicio se hagan (siempre de manera controlada).
Por el contrario no está demostrado que a mayor intensidad, menor depresión. Sino que es la duración del programa de entrenamiento lo que determina esa mejora.
Ejercicio y salud mental:
Llegados a este punto está claro que, además de cambios y mejoras en tu cuerpo, también los habrá en tu cerebro. Según Morgan y Goldston, en 1987 podemos afirmar que si te pones a rodar ya mismo estarás mejorando tu calidad de vida ya que:
La forma física está relacionada con la salud mental y bienestar
El ejercicio está vinculado con la reducción de emociones relacionadas con el estrés.
Tendrás más controlados tus niveles de ansiedad.
Mejorará tu ritmo cardíaco de reposo, disminuyendo tensiones y dolores de cabeza.
La bici con tus hijos, mucho mejor
Este deporte puede tener efectos muy positivos en la salud de tus hijos, pero también en su educación. Estarás enseñando a tu hijo a respetar unas reglas de seguridad (llevar casco, ponerse protecciones, cómo ir por el carril bici, etc), le estarás ayudando a superar la timidez, y aprenderá a ser más colaborador con los demás. Sin olvidar la parte de responsabilidad y obligaciones que se le pueden otorgar durante una ruta. Todo esto crea un esquema en el cerebro de tus hijos, que tendrán una transferencia muy positiva en su vida diaria. La bici y su efecto socializador Se puede considerar este deporte como una gran red social en la que puedes contactar con gente nueva que te enseñe nuevas rutas o descubrir nuevos caminos que te lleven a conocer gente nueva (si no lo has probado ya, te recomiendo hacer el Camino de Santiago en bici). El hacer nuevas amistades que tenga el mismo hobbie que tú, hará que cada día que te subes a la bici sea especial. Tu cuerpo estará repleto de endorfinas y todos los problemas quedarán atrás, por lo menos durante esa ruta.
Hay gente que piensa que el MTB es un deporte individual, pero no se dan cuenta de que aunque vayan ellos solos en la bici (cosa que no recomiendo y no debes hacer), al final conocerán a alguien al que también le gusta la MTB y compartirán sus rutas o simplemente hablarán de cuál bici es mejor. Estarán, sin ser conscientes de ello, disfrutando en compañía de este deporte.
Y es que sólo tienes que pensar la diferencia de carácter de una persona sin amigos, y otra rodeada siempre de gente.
Los 5 beneficios claves:
Estrés: El estrés afecta a nivel muscular. Por tanto trabajando el cuerpo estarás liberando esa tensión acumulada.
Agilidad mental: Aumenta la concentración y memoria gracias a la oxigenación de tu cerebro durante el ejercicio.
Autoestima: Te sientes mejor contigo mismo, te ves mejor en el espejo y hasta ha mejorado tu postura. Y todo desde que te decidiste a entrenar.
Ocio: No hay mejor manera para evadirte de la rutina.
El deportista debería entrenar paralelamente a lo físico ciertas
variables psicológicas que afectan su desempeño en la competencia y su
rendimiento, tales como concentración, atención, fuentes de presión,
fuentes de estrés, motivación...
El Rugby es un deporte de equipo que requiere de sus deportistas importantes habilidades individuales y colectivas.
Entre las distintas características individuales comprende destrezas físicas como resistencia, fuerza, velocidad, y también habilidades psicológicas como concentración, fortaleza mental, flexibilidad y rapidez en toma de decisión. Desde lo grupal exige además de la técnica y la táctica, de compañerismo, la colaboración y la comunicación.
El Rugby de hoy reclama al deportista que sea cada vez más fuerte, más rápido desde los dos aspectos tanto físico como mental por lo que se requiere una gran preparación física y también una preparación psicológica.
Sabemos que sin entrenamiento físico no puede haber buen rendimiento, pero también debemos saber que el cuerpo y la mente son una unidad indivisible, por lo que junto a este entrenamiento deberíamos considerar el entrenamiento mental.
El deportista debería entrenar paralelamente a lo físico ciertas variables psicológicas que afectan su desempeño en la competencia y su rendimiento, tales como concentración, atención, fuentes de presión, fuentes de estrés, motivación. Variables que su no consideración al momento de la competencia podrían reflejarse en pérdida del foco atencional, aburrimiento, cansancio, falta de rapidez en toma de decisiones, capacidad de análisis, dispersión, y quizás hasta posibles causa de lesiones.
Muchas veces la diferencia en el rendimiento, a igual entrenamiento físico y técnico, está en el plus que es la fortaleza mental.
Las exigencias que plantea el deporte en la actualidad son demasiado elevadas y quizás no se vean recompensadas en los triunfos, por lo que muchas veces se termina abandonando el deporte sobre todo en los deportistas más jóvenes donde la frustración, el enojo, las dudas, la autocrítica se tornan angustiantes al no cumplimentar el potencial requerido.
Lo cierto es que no hay una formula última y acabada para lograr el rendimiento óptimo pero si se puede crear ese ambiente interno ideal para lograr un buen rendimiento de acuerdo a los potenciales individuales.
La competencia es el espacio que se crea para poner en práctica todo lo entrenado, lo trabajado física y tácticamente, es una experiencia única e irrepetible, por lo que todo aquello que logremos entrenar mentalmente colaborará a hacer de ésta una experiencia mucho menos exigente, con muchas menos presiones y mucho más placentera.
La competencia mas difícil que se puede plantear es la competencia con uno mismo, es la batalla fundamental:
“cada uno puede ser su más difícil oponente"
Para ganar la batalla o por lo menos tener herramientas para hacerle frente se debería trabajar sobre:
· La forma de pensar del deportista, aquellas formas inadecuadas de pensamiento como "no puedo cometer errores", "tengo que salir a ganar si o si". · Los pensamientos anticipadores de ansiedad sobre la competencia, la posible derrota que desencadenan pensamientos e imágenes negativas. · El auto-dialogo incorrecto, como generalizar situaciones "sino gano no sirvo para nada", "ya una vez me fue mal, así que seguro sigo mal". · La concentración, poder mantener la concentración durante toda la competencia, tratando de evitar aquellos distractores que influyen generalmente. · Evitar que las fuentes de presión me carguen de pensamientos negativos o de ansiedad, sobre todo la presión que se impone uno mismo.
Por todo esto el más difícil rival es el propio deportista, ya que los propios pensamientos, las presiones internas, influyen en el camino al mejor rendimiento.
Dedicarle poco tiempo al desarrollo de las habilidades psicológicas puede ser hasta natural. Porque se piensa que hay habilidades que no se pueden desarrollar. Porque no se sabe como desarrollarlas O si se tiene que trabajar con la mente es porque algo anda malEl Rugby es un deporte con alta predisposición y exigencia física pero también conlleva un alto porcentaje de fortaleza mental, por lo que sí trabajamos ésta área no es porque algo anda mal en la cabeza sino todo lo contrario.
Si se logra experimentar las siguientes sensaciones en competencia:
Relajado y suelto Sensación de calma y quietud interna Tranquilo, sin ansiedad Optimista y positivo Sensación de diversión y placer Sentirse en el aquí y ahora Sentir el control de sí mismo
Seguramente se logrará un estado óptimo de rendimiento.
Lo ideal sería que el equipo como tal experimente estas mismas sensaciones, cada uno cumpliendo con su rol y haciendo de la competencia, un lugar de juego y de placer por el deporte que es lo que caracteriza el Rugby.
Entonces, la fortaleza mental es una habilidad adquirida, se requiere tanto entrenamiento y dedicación como para las habilidades físicas: trabajo duro, comprensión y práctica.
“Ser mentalmente fuerte se puede lograr" Tomado de: http://www.psicologosdeldeporte.com/art_adversario.html
Esta semana he estado en una conversación por twitter
(“twittersación”?) donde debatimos extensamente el tema del uso del
casco en la bicicleta.
Este tema, como cuando alguien pregunta “estoy gorda?”, no tiene final feliz. Nunca
existe una situación en la que uno hable sobre el uso del casco y no
salga con las orejas rojas de la rabia. Y por eso me pareció relevante
escribir al respecto. Voy a dar tres ejemplos para hablar de esto.
Cuando yo competía en
ciclomontañismo, existía una especie de “rito de paso” para algunos
cuando dejaban de andar por las pistas normales (de XC) y comenzaban a
entrar en el “Mundo del Descenso” (downhill). Lo normal era que quien
entraba al “Mundo del Descenso” llegaba a su primera carrera o recorrido
con casco entero, rodilleras, guantes de dedos largos y a veces
pechera. “Porque esto sí es peligroso”, decíamos. El caso de una persona
(Tobías, digamos que se llamaba) fue totalmente distinto: cuando su
papá lo vio interesado por entrar al Mundo del Descenso, le motivó a que
se metiera de lleno, pero le obligó a botarse por todas las montañas
sin un solo accesorio de protección. Cuando le pregunté por qué lo
hacía, el papá me dijo “porque tiene que aprender a sentir su cuerpo
cuando está bajando, no va a aprender nada si comienza a botarse como
una loca lleno de icopores por todas partes”. De todos esos que
estábamos en esas hace quince años, Tobías es casi la única persona de
esa época que sigue inmerso en El Mundo del Descenso hoy en día.
El segundo ejemplo es el de un vendedor de bicicletas (llamémosle,
por poner un nombre, Ayén). En 1997 las cosas ultra tecnológicas no
eran muy comunes en la bicicleta, y cuando Ayen nos mostró los frenos
hidráulicos magura que le acababa de poner a su bicicleta, todos hicimos
un pequeño círculo alrededor de él y su bicicleta. El nos explicó: “le
puse estos frenos a la bicicleta para poder andar más rápido”. Y tenía
razón…
El tercer y último ejemplo (aguántenme, ya casito les explico
completo) es el de la increíble expresión que se genera cuando se hace
un “World Naked Bike Ride” (algo así como un Paseo en Bicicleta Empelotos).
Cada Junio, en varias ciudades los usuarios de bicicleta se reúnen para
andar empelotos en bicicleta por las calles. Más allá de tratar de
hacer algo obsceno, lo que esas personas quieren expresar es la
fragilidad el cuerpo humano. Es decir, que quienes andan en bicicleta
están, en realidad, empelotos ante cualquier riesgo que exista en la
vía. Pero no porque sea inherentemente peligroso andar en bicicleta (no
lo es!) sino porque los demás modos de transporte que circulan a su
lado tienen una masa, velocidad, aceleración y energía quinética mucho
mayor y por eso están en total desventaja. El mensaje de este evento es
casi impecable – Foucault estaría muerto de la felicidad.
¿Y por qué me pongo a escribir todo esto cuando quiero hablar de
cascos y no de frenos ni de gente empelota? Porque el casco es un
elemento que, en las situaciones donde es necesario, es útil, pero en
las que no, es más bien ridículo. Por ejemplo, dígame usted: ¿usaría un
casco cuando está dentro de su casa? ¿Lo haría cuando está caminando por
el andén? ¿Lo haría cuando va dentro de un bus? ¿Lo haría, le pregunto
yo a usted, al conducir un automóvil a más de 100 km/h? Ahora respóndame: en alguna de esas situaciones, ha usado casco?
¡No he terminado!
Respóndame, señor lector: ¿usa usted
casco cuando se bota de un paracaídas? ¿Lo hace (o lo ha visto hacer) en
Fórmula 1? ¿Lo ha hecho en una motocicleta?
Entonces, porfa ayúdeme ala: ¿Usaría un
casco cuando va en bicicleta por una ciclorruta protegida, en una
bicicleta de ciudad, a una velocidad menor a 15 km/h y sin afán? Y ¿Lo
haría en medio de una montaña, botándose de una loma, a más de 50 km/h?
(yo sí lo hago)
Yo rompí un casco una vez: me pasó porque iba tratando de ganarle a
Tomás Delgado en una bajada de locos, y se me rebotó la suspesión
trasera y el casco salió volando destruido. Mi papá también rompió un
casco: le pasó cuando iba bajando de la Laguna de Guatavita hacía el
pueblo, sabrá Dios a qué velocidad, y terminó (después de partir su
casco en dos pedazos como si fuera una caricatura) en una sala de
urgencias y luego un par de semanas en la cama. De milagro no se mató.
En este tema hay tres cosas en juego:
– El riesgo que hay en la vía
– El riesgo que se percibe al circular por una vía
(la primera palabra que aprendió a decir fue “casco”.. bueno, decía “cácn”)
Hay muchos, enemil, estudios y páginas web diciendo que los cascos sirven o que no sirven, que si uno anda con casco es más arriesgado
y sin casco lo respetan más, que usar casco en bicicleta es decirle a
los demás “esto es peligroso” o que usarlo es decirle a los demás “mira,
yo soy taaan responsable conmigo mismo”, y todos están llenos de estadísticas y de ejemplos y de fotos y de argumentos.
Y con todo y eso, la discusión sobre los cascos siempre cae en oídos
sordos de parte y parte y no hay dato ni estudio ni experiencia que
valga: cada quien elige usar el casco o no según sus propias razones y
creencias. Como ponerse un escapulario en el tobillo.
Decidir usar o no casco es, a fin de cuentas, una ideología.
Y como ideología es mejor respetarla, sea para un lado o para el otro, y
no agarrarse como locos. Y si en pocos años se encuentran a un amigo
encerrado en su casa y con un casco todo el tiempo, no se les haga raro.
Lo que nunca vamos a ver es una persona conduciendo un carro con un casco de cara completa, cuando son los que más lo necesitan.
El descargo: Lo que sí es cierto es que por favor, lean el Código de Tránsito y sepan que el uso de cascos en bicicleta es obligatorio, sea donde sea, llueve, truene o relampaguee.
Parte II
La semana pasada me atropellaron y
sigo medio idiota, pero de todas formas sí he podido pensar en el tema
más crítico de ese evento: ¿Toca usar casco cuando se anda en bicicleta
por la ciudad? A pesar de mi falta de capacidad cognitiva actual,
intentaré dar mi opinión.
Después de tomar apuntes para escribir mi opinión sobre cascos, me dí cuenta que ya había escrito un post al respecto hace dos años.
Entonces los invito a que lo lean antes de este. En general, mi
argumento sigue siendo exactamente el mismo: usar el casco no es una
decisión que se debe tomar porque sí ni como una superstición, sino
según el contexto en que se vaya a usar. El ejemplo que dí en ese post fue
el de andar en bicicleta a 50 km/h en una carretera de bajada vs andar a
15 km/h en una calle urbana de bajas velocidades… y ahí es donde
empieza mi argumento actual.
La adenda que quisiera hacer al tema de
cascos es que, aunque sigo de acuerdo con mi opinión de hace 2 años,
debo corregir una cosa: esta ciudad en que vivimos donde falta que lluevan ranas,
tiene un nivel de inseguridad vial mayor al que yo percibí durante los
últimos 36 años. Nunca me habían atropellado en mi vida, ni acá ni en
Cafarnaún (aunque a ciencia cierta no he ido a Israel, sí he paseado
bastantico). El atropellamiento de la semana pasada me ha hecho pensar en esto un rato y por eso estoy dispuesto a decir que, si
a mí me atropellaron en medio de una calle de baja velocidad y con
reductores de velocidad, pues debo agregar que Bogotá está más cerca de
una pista de descenso que de Amsterdam para completar el argumento. Y que, como buena pista de descenso, hay que tenerle más respetico.
No obstante, lo que sí voy a reiterar es
que la política de hacer el casco obligatorio es inútil y
contraproducente. Si un tomador de decisión obliga a los ciudadanos a
usar un casco en bicicleta para proteger sus vidas en lugar de obligar a
los demás usuarios de la vía a respetar a los ciclistas, algo anda muy
mal. Y si un asesor de políticas urbanas promueve el uso obligatorio del
casco, pues más bien debería dedicar su tiempo a fomentar el respeto en
vía y la reducción de velocidades de todos los modos motorizados.
El
riesgo lo generan ellos, lo imponen ellos y lo deben reducir,
principalmente, ellos. Si alguien quiere tomar la decisión individual de
ponerse el casco para protegerse, pues bien puedan. Pero montar
en bicicleta no se debe presentar ante los ciudadanos como “esa
actividad tan peligrosa” porque la bicicleta, por diseño, no es
peligrosa. Lo peligroso es el lugar donde la ponen a andar y el irrespeto de los demás usuarios.
Más bien pongámonos a promover la
seguridad de todos los ciudadanos, la reducción de riesgo que
generan los vehículos motorizados y la responsabilidad individual (de
todos los usuarios) en vía. Por lo pronto, yo espero con ansias el día
en que pueda volver a montarme a la bicicleta (y si alguien sabe quién
fue el que me atropelló, le agradezco cualquier información).
Algunos links que pueden servir para el debate (ellos explican mejor los datos etc):
Respeto al árbitro, aplauso al rival, vídeo para las polémicas, equipos por anticipado... No hay tretas en el deporte del oval
En un país que consume fútbol las 24 horas de los 365
días del año, es normal que cueste comprender los códigos de un deporte
en el que nada sucede si el árbitro se equivoca o los hinchas aplauden a
los jugadores adversarios si consideran, como es usual, que se han
dejado la piel en el campo. La Copa del Mundo de rugby ingresa en su
tramo final, las semifinales, con cuatro selecciones del hemisferio sur
(Nueva Zelanda-Sudáfrica, Argentina-Australia) y las mismas tradiciones
de siempre. Normas de conducta y costumbrismo local que han convertido
al deporte del balón oval en un repertorio de códigos eternos. Son
gestos, detalles y hábitos que lo distinguen de otros deportes y lo
sitúan en las antípodas del fútbol.
Alineaciones anticipadas
Los entrenadores tienen la obligación de ofrecer públicamente las
alineaciones 48 horas antes de la disputa del partido. Y en ese periodo
de tiempo previo al encuentro, solo se podrán realizar cambios por
lesión, debidamente acreditada por un informe médico. Se evitan así las
especulaciones inherentes al fútbol, el juego del ratón y el gato, y se
responde con luz y taquígrafos a la exigencia del aficionado. Los
seguidores saben así lo que van a pagar al adquirir una entrada.
Vídeo para las polémicas
Desde 2003 el vídeo y las repeticiones forman parte del juego. El
árbitro dispone de un asistente que repasa cada jugada dudosa por un
monitor de televisión. Normalmente el vídeo solo resuelve las acciones
de máxima complejidad o aquellas en las que hay un ensayo de por medio.
Situaciones de un jugador con varios rivales colgados que impiden la
visión del oval... Las repeticiones se emiten por las pantallas del
estadio y esta visibilidad propicia que no haya conflictos entre el
árbitro y los contendientes. El vídeo solo se usa en los partidos de
máxima categoría y en jugadas muy conflictivas, no en faltas menores.
Respeto al árbitro
Es casi imposible ver a un jugador encararse con un árbitro,
gesticular o expresar su fastidio con quejas al estilo futbolero. En el
rugby no hay protestas al juez. No se habla del árbitro, no es un
personaje que genere polémicas ni absurdos debates. Se equivoca y se
asume el error igual que fallan los delanteros o los entrenadores. En el
último Escocia-Australia la Federación Internacional admitió que el
árbitro había tenido un desacierto y el torneo siguió como hasta
entonces. Sin ruido por esta vertiente.
Aplauso al rival
Visión futurista inimaginable: los hinchas del Barcelona aplaudiendo a
los futbolistas del Madrid o viceversa. Los jugadores madridistas
haciendo el pasillo a sus colegas barcelonistas por el simple hecho de
haber dado todo en el campo con nobleza. Impensable. Esa imagen rompería
los códigos del fútbol. En el rugby es una costumbre. Los seguidores de
Irlanda se fundieron en abrazos con los jugadores de Argentina que
habían eliminado a su selección.
Médicos en el campo
Un médico puede entrar al campo a atender a un jugador con el partido
en curso. Es una imagen muy curiosa, ya que funciona el sobreentendido
que un profesional del rugby no simula una lesión. Si se queja o no se
mueve, es porque le duele de verdad.
Reglas de juego
El árbitro no decreta el final del encuentro hasta que el balón no se
puede jugar (balón muerto). En el supuesto de que no vea una acción de
antijuego, la puede sancionar el juez de vídeo durante o después del
partido. Las expulsiones temporales son de 10 minutos. La ley de la
ventaja se puede aplicar aunque haya transcurrido cierto tiempo.